miércoles, 28 de octubre de 2009

"Los libros abandonan las librerías"

Reproduzco literalmente (corto y pego, vamos) el artículo de el diario El Público sobre el libro electrónico... No sé, uno se pregunta tras leer cosas así, soy yo o esto parece más una agresiva campaña de marketin' encubierto... dentro de poco dirán que los libreros somos unos ladrones aprovechados o algo así... En fín... operación "búsqueda de nuevo curre" oficialmente abierta...
Con un titular así qué menos...



El Público.
Los libros abandonan las librerías
El negocio avanza hacia el ‘streaming’, las descargas y el ‘libro enriquecido’ con elementos audiovisuales.
PAULA CORROTO - MADRID - 27/10/2009 23:32

La pregunta ya no es si leeremos en pantalla o en papel; la pregunta es cómo leeremos en pantalla. El cambio en la expresión es sustancial: la lectura en pantalla ya está aquí. Lo que no sabemos es si ya está la literatura. Ni qué será de las librerías, que cada vez suenan más como las grandes damnificadas.
En España, las editoriales reconocen que se han visto espoleadas por las empresas de tecnología para adaptarse, pero también saben que no hay escapatoria. Según el reciente estudio sobre La Digitalización del Libro, elaborado por el portal Dosdoce.com, un 57,8% de las 277 editoriales consultadas cree que la definición del modelo on-line es la principal prioridad para 2010, seguido de la formación del personal en nuevas tecnologías (33,6%) y del establecimiento de los derechos de autor digitales (27,8%). La importancia de la digitalización se ve refrendada por las dos conferencias que se celebran hoy en Madrid: las I Jornadas sobre la transformación de los hábitos de lectura con las nuevas aplicaciones, organizada por ANELE, y E-book, la puerta on-line a la cultura impresa, puesta en marcha por Telefónica.
Otro dato más del boom digital. Aunque el porcentaje de lectores de e-books todavía es bastante despreciable en España, una editorial como Harlequín, especializada en novela romántica, ha generado en el último año un volumen de negocio de un millón de euros con la venta en PDF de sus libros a través de su web para leerlos en ordenador.

A por el dinero

Si es evidente que el mundo digital ya está aquí, ¿cómo será el acceso a los libros? ¿Compraremos por Google? ¿Cómo leeremos? ¿Qué tipo de libros leeremos? Mil preguntas y mil respuestas. Pero si algo es certero, es cómo suenan las monedas de los múltiples negocios que se avecinan.
Óscar Fajardo, responsable de marketing web de la editorial SM, y participante en la jornada de Telefónica, señala que una de las posibles tendencias que cada vez se contemplan más es el streaming o "los libros en la nube" . "No sabemos lo que va a ocurrir, pero el streaming está ahí y lo estamos estudiando", afirma. Este servicio es que el utiliza Spotify para la música. El usario accede a la canción en la web, pero no se la descarga. "En libros podríamos hablar de mostrar un capítulo, después otro...", piensa Fajardo.
¿Cómo serían entonces las fuentes de ingreso? Porque hoy en día está establecido: los beneficios del precio final se reparten entre autores, editores, distribuidores y libreros. "Por supuesto esto cambiará y empezarán las negociaciones con operadores de Red. Se pueden establecer bonos de tarifa plana para que por 25 euros te bajes cuatro libros", apunta Fajardo, quien también avisa que ya no se negociará con las 4.000 librerías que existen en España, sino que será con un operador que permita las descargas en todo tipo de aparatos, incluso los móviles. En este sentido, no es de extrañar que las conferencias las haya organizado Teléfonica.
Otras editoriales se muestran más cautas a la hora de lanzarse directamente al mundo Internet. Desde Random House Mondadori, Patxi Beazcoa, director de marketing y proyectos web, asegura que en la plataforma de distribución que han creado junto a Santillana y Planeta (en mayo colgarán 6.000 títulos), ellos seguirán contando "con los mismos jugadores con los que hemos contado hasta ahora. Una librería puede montar su web y asociarse con una plataforma digital". Habla con producencia, pero también reconoce que las posibilidades de negocio están cada vez más abiertas. "Sí, conocemos el modelo streaming y el de préstamo. No todo los modelos van a estar basados en las descargas de archivos", reconoce.
Con respecto a Google Editions, el nuevo proyecto de librería del gigante de Internet, en España la postura es clara: "Nosotros no nos la planteamos como plataforma de distribución hasta que no acepte las mismas condiciones que el resto de jugadores que ahora hay en la partida", señala Beazcoa. Es decir, quieren un porcentaje distinto a ese 15% que ofrecen al editor de la venta del libro.
La industria está volcada, se discuten los accesos, el precio del libro, los editores apuestan por el 4% de IVA, pero y ¿la literatura? y ¿los lectores? Porque hasta ahora parece que se está contando poco con el aspecto más creativo de esta industria.

Choque de lecturas

Mireia Manresa, profesora del departamento de Lengua y Literatura de la Universidad Autonóma de Barcelona aclara: "Hoy la literatura no está en las pantallas, sino en los libros en papel. En las pantallas está la información". Sin embargo, también observa ese choque que se va a producir entre "la lectura rápida e hipertextual que exige la pantalla y la reflexiva del papel". Para ella significa, además, un enriquecimiento: "Sobre todo porque la pantalla socializa". Manresa también señala que en la web ya se está desarrollando "una literatura digital, que no digitalizada, fragmentada y muy especifica".
¿Quiénes serán los lectores de los e-books? Porque detrás de toda la digitalización hay una cuestión generacional. En este sentido hay diversidad de opiniones. Óscar Fajardo, de SM, entiende que "hay muchas generaciones que se han educado en papel y estos seguirán leyendo en papel". Para Arantxa Mellado, del portal Ediciona.com, "los más proclives serán los nativos digitales, es decir, la generación que ya ha nacido con Internet". Sin embargo, Mireia Manresa, sostiene que será al contrario: "Los adolescentes no están pidiendo este aparato de lectura. Además, tampoco leen libros. En Internet, leen en chats y poco más. Creo que serán los adultos los que compren e-books".

http://www.publico.es/culturas/264596/libros/abandonan/librerias

martes, 27 de octubre de 2009

¿Quién era el número 1 cuándo naciste?

Curiosa página que te dice quién era el número uno en las listas de música pop y rock el día que naciste (o cualquier otro día, vamos) en United Kingdom, Estados Unidos y Australia... Sorpresas...
En mi caso... Para echar a correr y mondarse de risa... Funk, soul, y rock, Horterismo, seducción y artes marciales... Ouh yeah...... (menos mal que no te dice quién reinaba en las listas españolas...)


UK: Carl Douglas: Kung Fu Fighting



U.S.:Barry White: I can't get enough of your love, baby


Aus.: Steve Wright: Evie



La página en cuestión...
What was nº 1 on the day you were born? Aquí

martes, 20 de octubre de 2009

El Colectivo el Quiltro y los cuentos perdidos

Hace unas semanas la gran Andrea Hauer y el encantador Felipe (al video de su blog me remito) estuvieron con sus creaciones en el Nómada Market... Para mi sorpresa y solaz, además de sus cosas (insisto, en su blog) sus libretas, sus fotos, sus calendarios, sus follators y todas las mariposas, editaron tres cuentos mios y los vendieron allí...


Aún no los he visto ni tocado ni releido en su nueva carcasa, pero en la distancia me emocionaron como merecen ellos dos... Dos de los cuentos tuvieron sus segundo de gloria, el otro salió del cajón y respiró feliz...
Lo mejor, y más reconfortante, el cartelito que me pusieron...
Se os echa mucho de menos...
Gracias, quiltros...



Ya decía el viejo blues de Willie Dixon que nunca juzgues un libro por su portada, pero en este caso sería casi al revés, nunca denostes una portada por el cuento de dentro, coño, qué bonitos...

sábado, 17 de octubre de 2009

Los papeles perdidos de Milos Meisner. II

"Almarga. Almería. Julio del 1999"

"Comulgan mis esperanzas con eso que podrían llamar errores, camino, pasado, galera donde reman arrepentimientos y torpezas, acordes y rectas triangulares, mujeres irredimibles y demonios obtusos de tez clara y dedos torcidos. Cuando se pierde todo y nada conmueve, cuando se espera todo y nada nos escoge. Suena un grupo llamado los Smith en un bar de Almarga; nunca me gustaron y siguen sin gustarme. Si me tomo otra cerveza tal vez me emborrache. Una cruz de Malta, un posavasos lleno de espuma, una mesa de los años veinte, postales de Sofía Loren cuando Sofía Loren emanoraba a obispos, generales y humanos sensibles. Vine aquí a echar de menos a casi todo el mundo y a intentar sentirme de nuevo, vivo o muerto, limpio o seco, informal o retórico. Cartografías, luces ladinas, pasado imperfecto, trenes desarmados, maternidad fluorescente. A-13 es un sitio lejano y triste. Morrisey definitivamente me aburre. La primera noche que pasé en casa de Lucien en uno de mis viajes relámpagos a Paris en los ochenta, éste no paró de alabar a los Smith mientras yo no paraba de pensar en que se callara y me dejara a solas de una vez con aquella amante tan fugaz como necesaria que creo recordar que se llamaba Julie. Tal vez ya era demasiado viejo y demasiado soviético en aquellos años como para apreciar esos existencialistas gorgoritos burgueses de extrarradio de posos literarios y machos sensibles...
No puedo focalizar, templar la espada ni la espalda contra enemigo alguno porque nadie espera ya nada de mí. Si alguna mujer quisiera llevaría la primera estatua a la luna por una de sus sonrisas. Irme de este lugar sin besar a nadie es un delito grave del que sé que no saldré indemne.

La preciosa camarera me sonríe cada vez que pasa a mi lado de una manera que podría hacer que volviera todos los días del resto de mi vida. Me acaba de preguntar si soy el francés que ha alquilado la casa vieja de Matías. Le digo que no sé quién es Matías, y que tampoco soy francés pero que sí, que soy ese que piensa que soy. Me pregunta si voy a tomar algo más mientras sus ojos miran mis manos posadas sobre un plano de la ciudad en donde con un boli barato e infalible estoy haciendo dibujos de ella. Cuando le voy a contestar, alguien la reclama y girando sobre sus talones como una Lolita a punto de cumplir los treinta me deja con la palabra en la boca. Pendientes rojos, piernas donde perderse por 20.000 leguas y ochenta días... Podría inventarme que también soy un escritor famoso, y que he venido aquí de retiro a escribir mi siguiente novela, puedo inventarme una biografía mientras la desnudo y la colmo de besos en la playa. O puedo irme directamente a tomar por culo, que será probablemente lo que me diga si cruzo la frontera de esta ficción...
Si por escribir aquí y ahora entendemos vaciarse y descubrirse, entonces lo quiero todo, sin cortapisas ni paños calientes, como el amor más desolador, una puerta que si me abren arrollaré sin intención de hacer prisioneros, ni siquiera a mí mismo. El miedo corrompe la cobardía de la que hacemos gala y amputa la vida ruinosa que vivimos cuando no es procedente la desidia, igual que la valentía cuando es insolente. Aforismos torpes de sírveme otra cerveza, haikus de baratillo, sueños rotos y pegados de nuevo mil veces con goma caliente sin solución de continuidad. La espuma aturde el alma. Si he de morir de vergüenza que sea colorado por no poder negar lo que soy. Entre un burdel y una iglesia prefiero que me hagan ruborizar en el primer lugar, antes, durante y después.
Sueños resquebrajados con lunáticas en Praga y camareras en Almarga. Pesadillas rojas en La Coulonne con soberanas sin alma. Siestas de comidas ligeras con planchadoras en Vladivostok. Insisto, si he de morir que sea colorado y muerto de vergüenza, soltando disparates y disculpas... aunque siempre me he quedado a medias en todo lo que he hecho con mi vida. Tengo la misma cantidad de libros empezados a leer sin terminar que libros leídos. Más esculturas proyectadas que hechas, más hijos soñados que dando por saco, más sangre recorriéndome que derramada. Si grabo un corazón en una mesa de madera con un cuchillo, pondré mi nombre dentro y dejaré espacio suficiente hasta para Maria Antonieta o Dalila. Al zar y las zarinas no las indultaría ni yo en estos momentos tan lejos de casa y tan cerca del hogar, ni siquiera por toda la bodega del Palacio de invierno. Caracol pelotero en plena crisis de los cincuenta. Cejas depiladas y culos prietos. La camarera no lleva tacones pero anda igual de erguida como si los llevara. Sonríe y digo que sí, que me ponga otra cerveza. Me pregunta si quiero cacahuetes y me la imagino vestida de Betty Boo deseándome buenas noches. Me repite la pregunta más despacio y respondo que sí, que claro, lo que ella quiera... Por primera vez, me sonríe espontáneamente...


Imposibles amores de mercadillo que inspiran al más pintado y al más tonto (ahora es cuando debería contarle la historia de cuando era niño y hacía espantapájaros en los campos de Moravia imitando estatuas famosas...) Todo tarda en llegar o no llega nunca. Desnudos al retortero, mamadas a todo trapo y espejos rotos, años de mala suerte, siete inútiles maneras de matar a un gato negro... ¿Cómo era? ¿Maldición eterna a todo aquel que lea este libro? Malédiction éternelle à tout ce qui lit ce livre, ese creo que fue el título con el que leí un libro así llamado hace años en Paris. Manuel Puig y lecturas falibles de noches insomnes. En el fondo yo también soy un libro, al igual que todos los peces feos de las fosas abisales. Para llorar a mares y corromper monjas siempre hay tiempo, igual que para decir basta y echarse a dormir. Sé que esta noche acabaré en la playa, solo y haciendo cualquier figura con arena y agua salada antes de que salga el sol. Emborrono un plano turístico de Alamarga con rostros hermosos y muñequitos obscenos, C-5 parece un buen lugar para vivir; perdí mi último cuaderno en un camping y sólo he encontrado esto a mano, aunque creo que hubiera robado un rollo de papel higiénico de haber sido necesario para dibujarla. Una espiral de caracol aparece dibujada entre calles cuyo nombre desconozco y apenas sé decir correctamente... Sólo me queda una cosa por hacer, levantarme, pedir la cuenta y preguntarle su nombre a la camarera...
Milos Meisner. 1999

martes, 13 de octubre de 2009

A vueltas con el libro electrónico, cap. I


Leo un artículo de Juan Villoro llamado Llegó el momento de inventar el libro y me gusta lo que leo, es lo único que puedo decir al respecto de la llegada inevitable del libro electrónico, del Kindle y de su puta madre. Saber que en un par de generaciones muy pocos sabrán lo que es leer un libro tal y como lo hemos conocido hasta ahora, y tal y como relata Juan Villoro da un poco de miedo, o no... No lo sé, a mí no me gusta, la única refencia que tengo para emitir cualquier juicio de valor dobre el Kindle es la industria musical, los IPod (y su puta madre), pero dicho ejercicio comparativo falla en la base pues la "apreciación" de una obra musical te puede llevar dos horas o así (si escuchas un disco dos veces) y eso pertenece a otra esfera que no es literaria o semántica (y aunque uno se baje la discografía de Led Zep tampoco se podría comparar, por eso de tardar días, o semanas, o meses en escucharla bien si te son desconocidos). Además, todos sabemos que desde el mp3 y las descargas, nuestra cultura musical no ha mejorado mucho que digamos (es como el reverso tenebroso del argumento en contra de los métodos anticonceptivos o la legalización del aborto, esos que dicen que si a los jóvenes les dices que follen con condón y que desde los 16 tienen la posibilidad legal de abortar, follarán como locos y se volverán unos degenerados asesinos), claro que para eso está el canon en los cd's vírgenes (que pongan uno también en los cuchillos, por si acaso matas a alguien con él)

Así que la repercusión en el libro tal y como lo conocemos no sé cuál será. Yo para empezar hoy he comprado un cupón de la once y he empezado a hacerme a la idea de que debo estudiar para opositar a algo o que curraré de otra cosa pronto (si encuentro curro, claro) sé que dejaré de vender libros y en vez de reciclar papel, me reciclaré a mí mismo...
Un día les diré a mis nietos que fui librero, y ellos me preguntarán qué es eso...
Toda esta perorata no tiene ningún sentido, lean el artículo de Villoro, o mejor, lean a Villoro después, si es en libro, mejor.

jueves, 1 de octubre de 2009

Anécdotas olvidables (o menos mal que al final fui solo)

Una vez, en un concierto, salté del escenario y nadie me cogió... afortunadamente el escenario tenía poca altura...
La primera y la última...
Escuchar de nuevo a Tight Bross From Way Back When me ha hecho recordar tan magno momento... zurriagazo, por dios... y por cierto, memorable concierto...
Ah, lo negaré si alguien pregunta...

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