martes, 23 de febrero de 2010

Firmin, la rata de la Pecera

Me apetece recuperar esto, del otro blog... Me gusta recomendar este libro, a pesar de que ni esté de moda ni sea novedad...

Firmin es la historia de Firmin, un autentico bibliófago que encuentra en los libros una ventana a un mundo al que no puede acceder, pudiendo vivir mil vidas a pesar de ser lo que llamaríamos "una rata de biblioteca", y es que Firmin, precisamente, es un rata que, por un azar del destino, nace en el sótano de una librería en el Boston de los años 60, una librería de viejo. Dicha librería, Libros Pembroke, se convertirá en su paraíso y a la vez en su maldición ya que su afán de conocimiento le separará de su especie y le convertirá en un desclasado, en un ser que se sabe diferente y a caballo entre dos mundos sin llegar nunca a sentirse parte de ninguno. Firmin aprende a leer devorando (literalmente) las páginas de los libros. Pero una rata culta es una rata solitaria. Marginada por su familia, busca la amistad de su héroe, el librero, y de un escritor fracasado, pero cuando más cerca está de conseguirlo es cuando más olvida lo que en el fondo es. A medida que Firmin perfecciona su insaciable hambre por los libros, su emoción y sus miedos se vuelven humanos. Firmin derrocha humor y tristeza, encanto y añoranza por un mundo que entiende el poder redentor de la literatura, un mundo que se desvanece dejando atrás una rata con un alma creativa, una amistad excepcional y una librería desordenada y abocada a desaparecer, como un mundo que se perderá para siempre, una forma de ver la vida, una forma de vivir, y es una rata la que es consciente de eso. Como un Woody Allen metido en la piel de Ritso Ratso, el personaje de "Cowboy de medianoche" que interpretó gloriosamente Dustin Hoffman, soñando con ser como Fred Astaire, culto, refinado, despreocupado, romántico.... Así es esta novela, un romántico canto a los libros, a ser, una oda al perdedor, pero al perdedor más romántico y hermoso del mundo, una rata que ama leer. La bildungsroman de una rata, Firmin novela, que crece poco a poco, y que, si te llega, nunca se olvida...

Por eso no resulta raro, después de leer este libro, encontrarte un día, ante cualquier situación "dificil" y pensar: "¿qué diría Firmin ahora?"... Firmin no es un ratoncito humano, sino un ser humano en un cuerpo de rata. Esto lo hace áspero, patético, incómodo, sin la menor concesión al infantilismo y lo convierte en un ser auténticamente poético. Además, hacía mucho que no lloraba con el final de una novela, y encima de la manera más tonta... por una rata...

Su autor es Sam Savage, "nacido en Carolina del Sur y hoy residente en Madison,Wisconsin. Doctorado en Filosofía por la Universidad de Yale, donde también fue profesor. Ha sido mecánico de bicicletas, carpintero, pescador y tipógrafo. Firmin, su primera novela, fue publicada por una pequeña editorial de Minneapolis, fuera de los grandes circuitos editoriales. Sin embargo, ha crecido gracias a la recomendación de lectores y libreros, ha sido Descubrimiento de la selección de Nuevos Grandes Escritores de Barnes & Noble, Finalista del Premio Descubrimiento Barnes & Noble, Libro destacado del Blog de la Cooperativa Literaria «Read This!», el Book Sense dic y el Book Sense Annual Highlight. Ha sido también la novela Top Debut del Library Journal y es nada menos que libro destacado de la Asociación Americana de Libreros". Ala, biografia "copy-paste" de la web de Seix Barral...
FIRMIN. Autor, Sam Savage. Ed. Seix Barral
Firmin dixit:

"Mi devoración, al principio, era tosca, orgiástica, descentrada, cochina -me daba igual emprenderla a mordiscos con Faulkner que con Flaubert-, pero pronto empecé a percibir sutiles diferencias. Me di cuenta, al principio, de que cada libro poseía un sabor distinto -dulce, amargo, agrio, agridulce, rancio, salado, ácido-, y según fue pasando el tiempo y mis sentidos ganaban agudeza, llegué a captar el sabor de cada página, de cada frase y, finalmente, de cada palabra".

"Cuando empecé a comprender mejor a las personas, caí en la cuenta de que ese increíble desorden era una de las cosas que la gente apreciaba en Libros Pembroke. No venían sólo a comprar un libro, soltar la pasta y darse el piro. Se quedaban un buen rato. Ellos lo llamaban mirar, pero más bien parecía que estaban excavando una mina. Me sorprendía que no trajesen palas. Cavaban en busca de tesoros con las manos desnudas, hundiendo a veces los brazos hasta las axilas, y cuando extraían alguna pepita literaria de algún montón de escoria, se sentían muchísimo más felices que si hubieran y hubiesen comprado directamente el libro. En ese sentido, comprar en Pembroke era como leer: nunca sabe uno con qué va a encontrarse en la página siguiente -la estantería, el montón, la caja siguientes-, y eso constituía una parte importante del placer".

"Si hay algo para lo que resulte útil una formación literaria, es para dotarlo a uno de un sentido de la catástrofe".

"A Mickey Mouse y Stuar Little me dan ganas de mearles en la boca".

3 comentarios:

almorro dijo...

Desde que leí tu entrada lo apunté en mi lista de la compra. Acaba de ser borrado.

Veremos.

La Pecera dijo...

Espero que te guste, Firmin es grande...

almorro dijo...

Me ha encantado. Es melancólicamente apasionada. Difícil de explicar. El final, o debo de digerirlo aún, o es lo que me ha resultado más flojo. Pero aún así, ya la he recomendado feacientemente.

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